Las lesiones son terribles, impredecibles y todos los equipos las sufren. Nadie puede negar que al ver ejemplos como el de Damar Hamlin o, en nuestro más reciente juego de pretemporada Vs Packers, la imagen de Isaiah Bolden tendido en el campo sin movimiento, te recuerda lo cruel que puede ser este deporte.
El impacto de las lesiones en los equipos son distintas, ya sea por la posición del jugador o por la profundidad del roster. Se dice que en una empresa nadie es indispensable, pero todos somos importantes. Una frase bastante fría, si me preguntan, pero al mismo tiempo con mucha verdad.
En este inicio de entrenamientos y juegos de pretemporada, nuestros Patriots han sufrido de varias lesiones o ausencias en entrenamientos, Jonathan Jones, Mike Onwenu, Mike Gesicki, Cole Strange, Tyquan Thornton, solo por mencionar algunos de los que en algún momento o al día de hoy, se han ausentado por lesión.
Entre las distintas unidades, creo que la más susceptible, y además evidenciada en los juegos de pretemporada, ha sido la línea ofensiva. La gran mayoría de los agentes libres con calidad comprobada de buen juego ya fueron contratados, los jugadores elegidos en el Draft están buscando adaptarse al nivel profesional y son pocos los cambios posibles con otros equipos. Entonces, ¿qué podemos hacer?
Primero, estar conscientes que hay poco que podamos controlar, pero dentro de ese poco, buscar las mejores alternativas. Un equipo de entrenamiento adecuado, personal médico y rehabilitador, vaya, hasta el estado del pasto influye. Me niego a pensar que todo está en manos del azar y la fortuna, el equipo de entrenadores debe poner especial atención, ya que las opciones de reemplazo son pocas y de baja calidad.
Escribir un comentario